entré de nuevo, todavía enfadado y cogí lo que necesitaba, mi arsenal era anticuado pero infalible, me puse un cinturón y saqué unas dagas, las observé, su filo era muy brillante, les dí vueltas en mis manos y las metí en el cinturón, me preparé, con un atuendo, menos formal y salí de nuevo del lugar, -solo me queda una cosa mas...-